FORMACIÓN-CAPACITACIÓN-ENTRENAMIENTO

Mediante un proceso de co-creación apostamos por la calidad de la educación como vehículo de transformación social. Nuestra propuesta desde los principios de la educomunicación incorpora tecnologías, audiovisuales, metodologías de enseñanza – aprendizaje para así contribuir a una educación inclusiva, innovadora y de calidad.

El Portafolio es un instrumento que evalúa distintos aspectos de su práctica pedagógica a partir de evidencia directa de ella. Consta de cinco tareas, distribuidas en tres módulos, las cuales le dan oportunidad de mostrar su mejor desempeño. En esta capacitación y/o asesoría guiaremos al profesional de la educación en el proceso de reflexión sobre su práctica docente, que se articulan con el proceso de evaluación en el diseño de elaboración de su portafolio docente.

La Educación Sexual, la afectividad y la perspectiva de género quiere ser el nuevo paradigma que se imprima en los vínculos humanos. Vínculos de equidad, en los que el sujeto valga por sí mismo, en toda su dimensión, sin tener que ajustarse a diferentes “deber ser” que determinen sus “elecciones” a fin de no ser excluido.  

La evaluación, como parte inherente de la enseñanza, cumple un rol esencial en la práctica pedagógica de los docentes, pues permite ir recolectando valiosa información respecto de cómo progresan los estudiantes en el aprendizaje, la cual es un insumo imprescindible para acompañarlos en este proceso, de manera que todos puedan alcanzar los objetivos de aprendizaje definidos en
el Currículum Nacional.

En el ABP, los estudiantes trabajan en un proyecto auténtico que busque resolver un problema real o una pregunta compleja, elaborando un producto público o una presentación para una audiencia real. Como resultado, los estudiantes desarrollan las habilidades del S.XXI, desatando una energía contagiosa y creativa entre los estudiantes y los profesores (Buck Institute of Education, 2019).

La convivencia escolar es el resultado de las interacciones entre los distintos estamentos de una comunidad educativa, se da en el día a día, por ende, es responsabilidad de todas y todos: estudiantes, docentes, directivos, asistentes de la educación y apoderados. Una comunidad educativa está conformada por una diversidad de personas, que tienen valores, experiencias, ideologías, lenguaje, vivencias, religiones, sueños, proyectos, historias singulares de vida; personas únicas que implican posturas, opiniones, compromisos con ideas y creencias.

Comunicarse de manera efectiva no es tan sencillo. Abundan más las suposiciones y los malentendidos que los mensajes claros y las interpretaciones precisas. Por eso, Marshall Rosenberg desarrolló la comunicación empática, también conocida como no violenta (CNV). Esta herramienta nació con la pretensión de proporcionar las habilidades necesarias para relacionarnos de manera más colaborativa y en armonía con nuestros valores. Así, además de evitar posibles conflictos y malentendidos, nos permite resolverlos emocional y racionalmente, abandonando formas más tradicionales.

Uno de los propósitos de la Psicología Positiva, consiste en sentar las bases de una “ciencia de la felicidad”; entendiendo esto, como una experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena disfrutar de ella. De ahí, que sus aportaciones puedan favorecer el objetivo esencial de todo educador: capacitar a niños, niñas y jóvenes para desplegar al máximo sus
aspectos positivos -fortalezas personales- y potenciar su bienestar presente
y futuro.

Actualmente hay gran interés de parte de los educadores del mundo, por conocer información sobre el cerebro y sus alcances en educación, lo que en Chile se refleja por el interés y convocatoria que despiertan los diversos eventos relacionados al tema. Esto demuestra que los profesores chilenos consideran muy importante el conocimiento del cerebro para el diseño de programas educativos, similar a lo observado por estudios a nivel internacional. Pero es necesario ser conscientes de que la neurociencia por sí sola no puede dar respuesta a todas las interrogantes de los educadores, pues no es su campo de acción ni su objeto de estudio, pero tiene un interesante potencial para contribuir a la investigación y práctica, con un enfoque que enriquece el contexto educativo.

Teniendo en cuenta las diferencias individuales, a todas las personas nos gusta desenvolvernos en un ambiente laboral agradable donde nos sintamos valorados y donde se fomente nuestro bienestar emocional junto con el logro de objetivos. Sin embargo, aunque trabajemos en una organización que considere todos estos principios y en las que nos sintamos a gusto, es inevitable que existan momentos de mayor estrés, o situaciones difíciles que nos afecten emocionalmente. Ya que pasamos periodos de tiempo muy largos en el trabajo, ya sea en casa o fuera de ella, es fundamental encontrar el equilibrio entre la efectividad y el disfrute.

El Diseño Universal para el Aprendizaje es un enfoque didáctico que pretende aplicar los principios del DU al diseño del currículo de los diferentes niveles educativos. Los tres principios del DUA indican que es necesario que los docentes ofrezcan al alumnado un amplio rango de opciones para acceder al aprendizaje. Aquí se plantea un interrogante: ¿cómo podemos llevar a la práctica cotidiana del aula estos principios?, ¿cómo los aplicamos al currículo para lograr que la enseñanza sea realmente para todos los estudiantes de la clase, para que todos participen en los procesos y actividades y, finalmente, para que aprendan?

La enseñanza representa un reto a la hora de encontrar nuevas dinámicas y formas de transmitir nuestro conocimiento a otros, sobretodo en tiempos en que la información es casi que inmediata y nuestras dinámicas de socialización han cambiado. La educación virtual es uno de los nuevos métodos de enseñanza en la actualidad y utiliza la tecnología para educar de forma remota, eliminando las barreras de la distancia y, por qué no, tiempo.

Diversas investigaciones científicas posteriores están comprobando que incluyendo prácticas de mindfulness en nuestra rutina diaria conseguimos muchos beneficios para nuestra salud física y mental. Es muy positivo para el autocontrol en los niños, para el desarrollo de la resiliencia y de los recursos de afrontamiento ante situaciones de crisis y para la mejora en niveles objetivos de salud, entre ellos es fundamental para reducir el estrés y la ansiedad, para mejorar los niveles de concentración y nuestra memoria, para descartar los tan incapacitantes pensamientos intrusivos y para la mejora del dolor.